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Nos encontramos en una época en la que la medicina poco a poco va haciéndose indispensable en la vida de los ciudadanos. La gente acude a los hospitales para cualquier dolencia, pensando que el personal que les atiende es perfecto, gente a la quien confíar sus vidas. Siendo médicos, tenemos a los pacientes diciéndonos continuamente como hacer nuestro trabajo “solo coselo, ponme una tirita y mandame a casa”, es fácil dar una solución rápida cuando no entiendes demasiado, no conoces los daños colaterales, o, simplemente, no sabes lo profunda que es la herida. El primer paso para la verdadera cura es saber exactamente que enfermedad se sufre, pero eso no es lo que la gente quiere oir. Se supone que tenemos que olvidar el pasado que nos trajo aquí, ignorar las complicaciones futuras que puedan surgir, e ir directamente al “arreglo rápido”.
Como médicos, como amigos, como seres humanos, todos intentamos hacer las cosas lo mejor que sabemos, pero la vida está llena de giros inesperados y justo cuando parece que tu barco llega a tierra, el suelo bajo tus pies se mueve y te tira al suelo, si tienes suerte solo te harás un moratón o un cortecito que podrás tapar con una simple tirita, pero algunas heridas son más profundas de lo que parecen en un principio y se necesita más que un “arreglo rápido”, con algunas heridas te tienes que quitar la tirita, dejarlas respirar y darles tiempo para respirar.

En este hospital nos dedicamos a curar, a enseñar e intentar que una vez los pacientes cruzan esa puerta de salida su vida sea lo más normal posible. Arreglamos vidas, o eso queremos creer, todos somos un equipo y sin el resto no podríamos avanzar, por mucho que no pensemos nunca en ello.

Ahora, un nuevo año ha comenzado, nuevos residentes, gente nueva en el hospital, gente que enferma...El trabajo de un hospital no cesa ni en vacaciones, y tienes que aprender que pese a todo lo que intentes, hay veces que vas a fracasar, pero parte de este trabajo y de madurar es entender que puedes hacerlo todo bien y aún así fracasar. Sin olvidar que cada uno de los profesionales que trabajan en este hospital son personas, que se enamoran, sienten y tienen una historia propia que las hace complejas y únicas.

En los hospitales dicen que lo sabes, lo sabes cuando vas a morir, algunos doctores dicen que es una mirada de los pacientes en sus ojos, otros dicen que es un sentido, el olor de la muerte, algunos creen que simplemente hay una especie de sexto sentido cuando la muerte viene a por ti, la sientes. Sea lo que sea, da miedo, porque, si lo sabes ¿qué haces al respecto? Olvidando que ese día es.
Si supieras que hoy es tu último día sobre la faz de la tierra, ¿cómo te gustaría pasarlo?